miércoles, 15 de diciembre de 2010

Oscar El Maldito


Pasaron muchas hojas, algunas cosas empezaban a sanar aunque por lo inmaduro o por la edad unas tardaron más que otras. Así, ya estoy en ciclo diversificado, humanista, futuro bachiller y desempleado emigrante de la república. Un personaje entraría a la escena de mi pubertad-juventud-experiencia. Vamos a llamarlo Oscar como para no llamarlo maldito de primer calificativo.

Otro cotorro, quien siempre estaba como activo, (lo de activo no tanto) siempre como jalado y no me refiero por hilos de ángeles titiriteros precisamente. Algo en rostro llamaba al peligro, no por lo descoñetado que lo tenía, sino por sus ambigüedades que de alguna manera u otra, a esa edad a uno siempre le atraía.

En un salón de 29 chicas y 3 chicos se nos hizo fácil entablar una relación... de amistad, y el hecho de que el otro era nulo aún más. Nos hicimos compadres, nuestra amistad evolucionó en gran medida debido a que Oscar era vecino del vecindario. Eso era curda, gaitas, pizzas en mi casa, rumba... ahh por cierto, con este personaje fue que conocí el ambiente nocturno, la noche y las nocturnas noches de ambiente. ¡NO! El no es gay, ¡NO! Él sólo frecuentaba Tifanni’s (el viejo) por la buena música, pum pum pum, y por las chicas desesperadas por chicos heteros y machos en locales de gente “como mi tipo”.

   Así los meses se dieron duro, joda, rumba, bochinches, Me separé un poco de Laura y Tonny, Laura cambio de bachillerato para sanar lo de Julio y no recordar tanto, Tonny por su parte, repitió un par de veces lo que hizo que tuviésemos rutinas y círculos de compañeros apartes.

La pasé muy bien en los dos últimos años de bachillerato, era como si convertirse en Bachiller fuese algo de orgullo o algo grande, bueno, si lo fue, fue unos de los primeros grandes logros, después de aprender como ver porno en la compu de tu hermano sin dejar registro.

La memoria no me ayuda mucho, pero en esos días recuerdo el “rush”, el mal pegue pues, que tuve con un gordito con problemas de acné que siempre olía rico, a perfume caro, era de la zona, así que tenía platica para ser estudiante de bachillerato perfumadito. Todo fue muy extraño en aquellas edades, en aquellos días, creo que uno tenía un nivel de libertades y flexibilidad amorosa que ya perdí. Era como mi época de los 60’s quería estar bajo la influencia de cualquier verga, pasarla bien, ni soñaba con tener un trabajo y amaba a todo el mundo. Yo era como buena gente, todo era bello, hasta los gorditos con acné eran bellos.

Ya en 5to. año todo fue espectacular, Laura regresó al liceo, y tras ella se acercó Tonny como para crear el reencuentro, así como Menudo. Disculpen que traiga esto a colación, pero ¿sabían que Tonny fue un Menudo? – ahora lo saben, y no puedo evitar reírme. Continuamos.

Otros personajes que llegaron, se fueron, fue 8 Limón,  un chico morenito, de apariencia humilde y sumamente amanerado, recuerdo que se burlaban de él porque decía que su papá era accionista de una empresa de computadoras raras, esas que tiene una manzanita de colores, nadie le creía. Si lo facebookean, se caerán como pa’ atrás, talvez no tenga nada que ver con Appel, pero no tiene nada que enviarle a nadie, se ve muy plácido en Palms Beach.

Regresando a bachillerato, 8 limón, (así lo llamábamos a sus espaldas) era el negrito que se le mojaba la canoa incluso en estado de sobriedad, él me caía de la patada, por aquello de todos los cliché en una misma persona, #locamala #malditapeluquera. Así cliché, sobando y metiendo mano a cuanto carajo lindo tuviese cerca, qué envidia eh. Yo, lo utilicé como medidor de opinión pública, en teoría, si al ver que los demás mantenían amistad con tal personaje, al ver qué opinaban las personas sobre “su condición” , me serviría para poder saber de algún modo quienes me rodean, y si me rodearían para acompañarme o para lapidarme como mujer islámica extremista.         

Muchas cosas reventaron por su peso y presión, yo acostumbraba pasar la noche en casa de Tonny, teníamos casi siempre la casa para nosotros, y yo, hasta mi propia cama. Así en una noche de tantas, donde el alcohol, las jodas y las charlas se daban pasadas la madrugada, Tonny utilizó la típica expresión caraqueña “si eres marico chico” – un silencio y una contundente respuesta, sí Tonny... soy marico. Silencio, incomodidad por el hecho de los tragos, estar en interiores, tan cerca y ningún lugar por donde escapar, imagínense para él como habrá sido eso. Hubo un silencio, y otra respuesta que más bien fue un mandato, ¡duérmete!- Se volteó y a los días siguiente lo mencionó.   
    Tras horas de explicación detallada de cómo era el asunto, me dijo a modo de consolación supongo,
-       tranquilo que hoy en día te pueden convertir en una hermosa mujer.
(Así es Tonny le cuesta entender las cosas pero es buena gente).
-       Tonny, yo no pienso ni quiero cambiar de sexo, yo soy un chico que le gustan otros chicos.
-       ¿osea? ¿No te vas a poner tetas ni nada de eso? – preguntó asfixiado.
-       ¡NO! Man yo soy y me siento un tipo. Respondí algo molesto.

-       Ufff, menos mal, porque serías una mujer muy fea.

Reímos, tomamos y nos distanciamos nuevamente.
  

      

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