martes, 31 de agosto de 2010

Efímero



No soy escritor, ni pretendo serlo, sólo disfruto narrando aunque sea sólo para mí las historias vividas sin importarme que sepa el final de antemano.


Qué más me gustaría que vivir echando cuentos, creo que voy a ser un viejito FANTÁSTICO.





Me cuesta entender las actitudes de la gente, hasta las mías propias. Trato de no ser arrastrado por el denominativo común, esquivo los coñazos tambaleante de las experiencias vividas, talvez no sean nada del otro mundo, pero esta es la única vida que tengo y con ésta me quedaré, ya esta registrado el nombre y el apellido, ahora falta crear y desarrollar el concepto de quien soy.


 Somos la suma de muchas cosas, experiencias, entorno familiar, social, cultural, etc. La personalidad es un poco de cada cosa, cada gesto tiene su origen, cada expresión un pasado, cada actitud un error vivido, a veces aprendido y otras veces no, corazones me han roto y tal vez por qué negarlo, yo he roto otros también. La cosa está en saber hacer bien las cosas y si no sabes en el momento cómo hacerlo de la mejor manera, siempre habrá oportunidad de pedir perdón y reconocer las faltas.


 A lo largo de lo que algunos llamamos vida, se nos cruzan en el camino muchos personajes, algunos por momentos muy cortos, otros para toda la vida, lo importante es saber sacarle provecho a esos conocimientos y/o experiencias que llevas en la bolsa sobre el lomo.


 Uno de mis primeros personajes efímeros que recuerdo lo conocí y lo vi unas dos horas en mi vida, él nunca me llegó a ver, era ciego, éramos niños, carajitos jugando en la plaza. Estaba con mis hermanos y primos, de la nada salió éste niño, con los ojos más claros y azules que recuerde, cuando me di cuenta de que era ciego me quedé petrificado, me dio pánico, el niño se puso a jugar con mis hermanos  a ¡Marco-Polo! y lo que más me sorprendió fue que gozó una bola jugando, las carcajadas no paraban y yo sin emitir un sonido porque no quiera que se diera cuenta de que había alguien más en el grupo, no sirvió de mucho ya que de alguna forma él supo que  yo estaba ahí. Recuerdo cuando le pidió a mi tío que le diera la mano para saber como era, le tomó la palma y rozándola con la yemas de sus dedos dedujo algún tipo de imagen en su mundo de tactos y sonidos, luego como vino así se fue.


 Hoy en día cuando me tropiezo con los ánimos y me quejo de todo, recuerdo aquel niño de la plaza Francia que era de lo más extrovertido, valiente y feliz que recuerde, doy gracias por lo que tengo, he tenido y tendré si Dios me lo permite.


 En fin, retornado del "flashback", todos formamos parte de muchas vidas, más de lo que uno se imagina, por eso hay que saber hacer las cosas, respetar y valorar al quien este al lado o al frente, ya sea que este por unos momentos o toda una vida.


El mundo da vueltas con o sin nosotros, a su vez la vida gira sobre sí misma, las grandes cosas de la vida empieza por pequeños actos, estos son actos ya que dejaron de ser pensamientos o ideas, pasito a pasito, sólo hace falta voluntad, coraje y disposición para ayudar y confiar en el prójimo; después de todo uno nunca sabe para quién trabaja.    


 


 

                                       Así, un niño ciego me enseñó a ver un mundo mejor.


 

lunes, 30 de agosto de 2010

El día que conocí al Tano

Tony


Ya habían pasado varios meses desde que comenzaron las clases en el liceo, la única persona con quien hablaba era con Tony, no porque fuese simpático, sino, porque era el único que no andaba armado o solicitado por la policía. Este italo-venezolano como era de esperarse era el más guapo del salón, bueno era el único guapo del salón, yo siempre fui feo, no fue hasta de viejo, cuando la barba me brotó que algunos me podrían considerar "está ahí, ahí", ¿qué hacía de Tony el más guapo? Parecía siempre estar pensando en astrofísica, siempre ha estado en otro planeta, sin duda, su porte italiano, enano pero italiano. Me caía muy mal, no lo soportaba, la razón, competíamos por la amistad de Julio, en realidad, yo era el que competía, él ni cuenta se daba de lo que pasaba a su alrededor.


 

Durante toda la clase su único oficio era sacarme la piedra, taquitos ensalivados, lepes, bolas de papel en mi cara, hurto de útiles escolares; inmamable, insoportable. Un instante nos tomó para vernos realmente a los ojos y darnos cuenta que éramos parte de algo extraño y que estaba escrito que seríamos protagonistas en la vida de ambos, mucho más allá de lo que creíamos. Estaba a punto de explotar en plena clase por los tormentos producidos por este personaje hasta que una punta de lápiz puncionó mi nalga, como si fuese un exorcismo interrumpí con furia la clase con un alarido titánico


- ¡CHAMO! ¿QUÉ COÑO TE PASA, ERES MONGÓLICO?


Fue esa mirada de mil años, aquel silencio, aquella furia y humanidad en su rostro lo que me hizo desear que me prendiese en llamas, como una combustión interna espontanea, al escuchar una de las respuestas más rudas que me han dado:



-Yo no soy mongólico, pero mi hermana sí.


Un silencio que me pareció eterno acompañó aquel congelado salón, nadie se movió, la profesora muda, con los ojos pelados, seguramente rezando para que ninguno de los dos iniciáramos una balacera, pasaron segundos y minutos en aquel espantoso episodio, casi por inercia, mi organismo susurró, - perdón.



Nos sentamos, la profesora tragó saliva, se secó el sudor y retomó la clase, yo sólo podía pensar en la metida de pata que había hecho y si Tony decidía reventarme la cara después de clases yo le daría mi bendición, me lo merecía. Atemorizado, contaba los minutos para finalizar la clase, todos me miraban y capaz hasta hubo apuestas sobre la coñaza, minuto a minuto, ya la profesora se escuchaba como la maestra de Charly Brown y de repente, la campana de culminación de clases sonó, los alumnos salieron corriendo en búsqueda de el mejor puesto para disfrutar de la matanza hacia mi persona, aproveché la estampida de escolares para mimetizarme y darme a la fuga, casi lo logro, casi, en la esquina del liceo, una mano me toma por el hombro y sí, era Al Capone rodeado de una pared de curiosos con sed de violencia y sangre, dignamente me paré de frente a él y cerré los ojos, en eso, conocí a Tony, al verdadero, cuando me dijo:


 

-¿Quieres ir a mi casa para que conozcas a mi hermana?


Esa tarde, conocí a una de las familias más maravillosas, cálidas y afectivas de toda mi vida y a mi gran amigo Tony.

domingo, 29 de agosto de 2010

Atando Cabos


Nunca he sido muy bueno en las relaciones sociales, irónicamente terminé siendo comunicador social, buqué siempre la forma de expresarme por otros medios que no fuese la palabra, no soy de los que hablan, sino, de los que escuchan, en realidad, tampoco soy bueno escuchando, digamos que soy un creativo, siempre pensando e innovando… bueno, sí, soy distraído y agueboniado, pero esa es mi arma secreta, mi cara de pendejo, tengo una súper cara de pendejo y una suerte de puta madre, creo que esa especie de suerte se llama destino.


De alguna forma misteriosa las cosas se dan para que todo encaje, como dice mi madre, Dios te asigna la profesión y te va colocando en el camino las herramientas para llevarlo a cabo y creo que de cierta forma es así.

Estaba en la secundaria, en los primeros años, al frente del liceo se encuentra una cancha de beisbol y en una de mis escapadas con Johan notamos que algo estaba pasando allí, nos acercamos y entramos en el set de grabación de una novela con una de las Morillos, debí darme cuenta que eso era un mal presagio.


Las cámaras me daban tanta intriga, la ficción, la actuación, así fuese mediocre, me invitaba a involucrarme de tal forma que ahora ya de hombre es mi profesión.  


Casi a la fuerza me arrastré a Johan a las gradas, no éramos los únicos fugitivos del liceo allí y a los productores parecía no molestarle. ¡ACCIÓN! Gritó el señor amargado con el megáfono y fue una sensación tan extraña, las cámaras, los actores, todo ese mood.

Johan a quien no le parecía para nada interesante buscó algo mejor con que entretenerse y lo encontró, emocionado me llamó para que fuese participe y cómplice de su proeza, nos asomamos por el muro del otro lado de las gradas y vimos un policía custodiando la entrada. Como si fuese una cuestión de instinto y en perfecta coreografía hicimos lo que cualquier chico de esa edad haría, carraspamos lo más que pudimos nuestras garganta y lo escupimos, un tiro perfecto, luego, a correr se ha dicho, nos escabullimos entre la multitud pero el policía no era fácil de engañar así que terminamos ilesos pero para mi desgracia, lejos de aquella magia que transcurría en el set. Reímos y me lamenté.


Pocos años después, Marla me pidió que la acompañara a un estudio de TV de un programa que estaba empezando, pero había agarrado cierta fama rápidamente, ella quería conocer en persona a un idiota que la traía loca, un tal Luis Chataing en su programa Ni Tan Tarde, nos prometieron pizza, nos pidieron que ocultáramos como pudiésemos las chemises escolares y que nos quedáramos horas metidos en ese minúsculo estudio. Como si entrara en trance, ese ambiente de tensión y desastre coreografiado me atraía como ninguna otra cosa a esa edad y sin darme cuenta sentencié mi destino al decir "Sería fino trabajar en televisión".


Así, hilo tras hilo, coincidencias que no creo tan fortuitas me dieron la oportunidad de trabajar con Erika de la Vega y cuando la vi ya como profesional recordé que fue en aquel estudio, mientras bailaba "la Niña Fresa" con frutas en la cabeza, cuando soñé en voz alta y se cumplió. Para bien o para mal, hoy soy un desempleado más del medio audiovisual, tal vez no tenga trabajo, pero creo tener algo importante, algo que muchos desean tener y pocos lo alcanzan, la palabra y el sentido de "vocación".

miércoles, 25 de agosto de 2010

Cyber porn

En los 90s mi vida se limitaba al bachillerato, las escapadas a Plazas las Américas y de vez en cuando algunos fines de semana con Julio y Andrés. Durante la semana, en las tardes, no tenía mucho que hacer, veía la hora Disney, me comía mi Divertido de EFE, coleccionaba los tazos de los Tostitos y jugaba Duke Nuken en red con mi hermano en lo que juntos habíamos convertido en un cyber personal con cuatro Pcs y alguna veces, Carlos, el mejor amigo de mi hermano traía la suya y pasábamos horas disparándonos y comiendo gansitos Marinela.

El ocio, las hormonas y falta de información de la época hicieron muy cuesta arriba entender realmente qué me estaba pasando, por qué de repente, me resultaba tan atractiva la masculinidad, por qué los olores de sudor me daban como cosquillas o no sé qué, ¿qué está pasando? Una cosa es que las mujeres me ladillen, pero que me intimide y me atraiga otros manes, es como mucho, ¿será pasajero? ¿será normal? Por eso de la edad, la curiosidad, ¿la eyaculación precoz tendrá algo que ver? ¿será que me pajeo muy seguido? ¿qué hago?

Como si me amarrase la mano izquierda para aprender a no ser zurdo, intenté bloquear todo pensamiento, imagen, sonido y olor referente a esa terrible palabra: Marico.

Dicen que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad, basado en ese argumento me convencí de que todo tenía solución, método a aplicar para regresarme al camino donde nunca estuve: VER MUCHA PORNO (heterosexual).

Sin que nadie en mi casa se diera cuenta (creía yo) me escurría en la computadora de mi hermano, la única que tenía la maravilla del internet por Dail up, la hijueputa hacía más ruido que una gata en celo al conectarse y rogaba para que mi mamá no se le ocurriera llamar a sus amigas por teléfono.

Por la velocidad de conexión la maravillosa pornografía se basaba en gran parte de fotografías y algunos clips de videos en baja resolución que tardaban una eternidad en cargar y mi impaciencia y corto tiempo que disponía de la pc me limitaban a concentrarme en fotografías que se formaban en bloques.

Veamos mujeres, ajá, linda, sí es linda, ya vienen las tetas, espera, espera, sí tiene tetas, dos, los pezones son raros, ok, ok sigue bajando, bajando, el ombligo, ehh sí, un ombligo, ya viene lo bueno carajo, ya veo vello púbico, ok ok prepárate, uyy uy, ahí está, una cuca… ok ok…. ¿Y entonces? ¿qué coño le ven a esto?.

¡Calma! Eso no quiere decir nada, es sólo una tipa desnuda, no pasa nada, capaz si vemos sexo de verdad, una buena cogida te provoque más, a ver, a ver, una buena coño, ésta se ve bien, el tipo es así grandote y bronceado y si la tipa también está chévere. Sí, sí, ahh es un video, cool, la tipa se desnuda… aburrido, aburrido… ajá se agachó, se lo está sacando, PA LA MIERDA… ¡Dios!.... qué buena esta la porno, uyy uy, se la va coger sabroso, ajá… bajen la cámara, quiero vérselo, quítate pendeja que no se lo veo, uff este man está rikiquito, Dios, sabes que sería genial, que el tipo estuviese solo, o con otro tipo así grandote…. ¡QUÉ COÑO ESTOY PENSANDO! WAIT!!!!...


Apagué todo de golpe, furioso desistí y me fui a pensar en otra cosa, como si fuese fácil, si uno se dice “no tengo hambre, no tengo hambre” muchas veces, tal vez al principio pueda disimular el hambre pensando en otra cosa, pero la naturaleza y el cuerpo no perdona, no importa cuanta fuerza de voluntad, Ave Marías, Padres Nuestros, razón o elevación espiritual logres, hambre es hambre y la carne es la carne, dirás que no tengo hambre hasta caer al piso por inanición, te levantarás y caerás hasta que vuelvas a caer y morirás.

No pasó mucho tiempo para que el gusanito de la curiosidad y las necesidades fisiológicas obligasen a mi organismo y mente darle click a la caja de pandora, a aquél botón en las galerías de Porno gay.

Sudaba, temblaba, lo prohibido lo que lo resultó absurdamente más excitante en sí, a ver cómo es esto, ver dos hombres besándose en aquellos años era algo sumamente exótico y europeo, cosa que vi en furtivas y contadas ocasiones en la programación para noctámbulos en las madrugadas de RCTV con cine francés de bajo presupuesto, películas que para esos años ya eran algo viejas, irónicamente hoy plenos año 2010 jamás lo verás en la producción de televisión venezolana, se extinguirá la producción nacional televisiva (no gubernamental) muy pronto y jamás pasará.


Algo curioso pasaba con mi cuerpo, reaccionaba muy bien, muuuyyyy bieeenn a esos estímulos visuales, hasta que la porno tomó su punto álgido…

No me jodas que se lo va meter por ahí, nahhh no puede ser, eso no entra ahí ni por joda, no creo… OHHH MYYY GODDD!!!! ¡No puedo creer esta verga! ¿Y eso está permitido? No me jodan… eso debe doler, pobre carajo, pero parece que lo está disfrutando… Sí definitivamente lo está disfrutando, ¡uyy chico, pero esto hay que patentarlo!


Así, poco a poco le fui agarrando el gustico a la cosa, tanto que la computadora de mi hermano empezó a ponerse muy lenta y el pánico se apoderó de mí cuando de repente la muy sucia empezó a arrojar ventanas e imágenes por demás explícitas de sexo varipinto.

¡AAY Puta madre! ¿y ahora? ¡Qué hago! Soy hombre muerto ¡y voy a morir virgen! Piensa, ¡piensa!

Sólo una persona podría ayudarme, Carlos, el compadre de mi hermano, por demás un gran ser humano. lo llamé para que revisara la computadora de mi hermano sin que éste nunca se enterara, sentado Carlos en la computadora me dijo que no era nada, qué manera más incómoda para aprender qué coño es el historial del navegador y que hay una carpeta con nombre de galleta o algo así, deseaba que se abriese un hueco en el piso y cayera cinco pisos abajo cuando abrió esa puta carpeta y me delató de la forma más vil e hijoeputa posible, los colores de mi cara debieron haber sido de todas las gamas de rojo posible, Carlos como si se tratase de recetas de cocina y páginas de brincolage siguió su proceso de curetaje cibernético, la acomodó y siguió tratándome como si nada hubiese pasado, me salvó y a partir de ahí me hizo comentarios a modo de puntas sobre los amigos que hasta después de viejo frecuentaban con la mayor normalidad del mundo. Un gran cómplice y un gran ser humano.

martes, 24 de agosto de 2010

Chemise azul


Estrenando mi chemise azul, ya soy grande, soy malo y soy rebelde. Eso pensé mientras me vestía para asistir a mi primer día como bachiller de la república de Venezuela. Mi plan era simple, no hables, no mires a nadie, no te metas en problemas hasta que encuentres a Julio. Mi hermano mayor del mismo nombre había estudiado en aquel afamado liceo, ¿qué tan malo podría ser? Al llegar me di cuenta que desde que mi hermano se graduó a cuando yo entré había cambiado mucho.

Retén: Francisco Espejo

Pánico y terror fue lo que sentí al ingresar a ese propedéutico de renten penitenciario, mis compañeros de clases tenían bigotes, tatuajes de “Nike” muchas de las muchachas estrenaban su camisita azul ya con una panza montada. Era escalofriante, pero lo peor estaba por venir, cuando pasaron la lista de asistencia y Julio no estaba en ella, ¿se inscribió?, ¿se metió en la Escuelita? (liceo rival de la zona) ¿será que el imbécil del Tony lo convenció para que me abandonase?. ¡¿qué está pasando acá?! Estoy a la merced de estos reclusos y futuras promesa de la prostitución caraqueña. ¡Todo está mal! En aquella época ni imaginábamos la dependencia de la telefonía móvil, así que la vida se regía de hipótesis y azar.

Terminó la primera clase, el receso, momento idóneo para robar, raptar y mercadear drogas de tercera y yo, un catirito escueto desconocedor de la vida rodeado de esa escoria social. ¡Piensa!, ¡piensa!, ve a la cantina y busca a Julio o alguna cara conocida, ¡hazlo!. No encontré a nadie, estaba solo, al subir al salón un grupo de malandros custodiaban la entrada y se turnaban para asomarse por la ventanilla, me intrigó pero no quise llamar la atención como si eso fuese posible, así que di la media vuelta, me dispuse a desaparecer y una voz familiar me llama desde tumulto.

-Hey! ••••• ¡vente acércate!, tripéate esto.

Era el clan de Johan y su medio hermano Jeison, había tomado terreno rápidamente, tan así que en el primer día ellos se dieron a conocer como el grupo de los raticas y yo, aún tenía mi cuota de poder en esos ámbitos.

Al asomarme por la ventanilla de la puerta metálica pude ver mi primera escena de sexo real, el “jordan” con bigotes se estaba cogiendo a la chica embarazada en pleno escritorio, con una alevosía y exhibicionismo por demás fuerte, allí entendí que esa camisa azul representaba más que un cambio de color y categoría, era la despedida de la inocente visión de la vida que tenía.

Media hora más tarde, la profesora sentada en protagónico escritorio, yo no podía dejar de ver la escena del crimen casi en shock, a mi lado la puta retocándose el labial y el “Jordan” sudado recibiendo aún felicitaciones por su puesta en escena, mientras que la profesora intentaba enseñarnos las primeras lecciones de inglés.
¡Diosito…please sácame de aquí!, ¡haz algo! ¡envíame a alguien please!

En eso la puerta de metal se abrió abruptamente y no, no era Julio, era una señora, supuse que sería alguna profesora, o algo así, intercambió algunas palabras con la teacher y lanzó un rastreo satelital del salón, obvio que dentro de toda esa cuerda de reclusos era yo quien destacaba y me señaló, ¡fuck! ¿Y yo qué hice?, la profesora me mandó a fuera para que hablase con esta colorida mujer, este día va ser largo, muy largo – pensé.

- ¡Hola! ¿Me puedes dar tu número telefónico?
- ¿para qué quiere mi número señora?
- Es para mi hijo.- Rezaba que no fuese el “jordan”
- ¿cómo así? No entiendo.
- Es para saber si le mandan tareas, si tiene examen y bueno para que se hagan amigos.
La señora era muy agradable y super maternal, me dio risa toda la situación y le seguí la corriente hasta…
- Ok, ya tiene mi número, cualquier cosa yo pongo a su hijo al día para que cuando llegue…
- No, pero si él está acá sólo que no quiere entrar – en eso se volteó y pegó un grito: ¡Tony! ¡Ven para que conozcas a tu amiguito!
Rogaba casi en voz alta “que no sea el mismo Tony, que no sea el mismo Tony,” pero que va, ese tumbaito y corte guoperó era impelable.

Casi por protocolo y obligados:
- ¿qué más panita?
- ¿qué más? Todo fino,- en eso su mamá asombrada y casi brincando:
- ¡Uds ya se conocían! ¡Qué bien! – a lo que respondimos a unísono e hipócritamente – sehhh.

lunes, 23 de agosto de 2010

El verano en que las cosas fueron algo diferente




Jorge
¡Primer año de bachillerato! Ya las clases y la primaria habían concluido, aburrido en casa, Julio me llama, me invita a jugar pelotica de goma con unos panas de por su casa, dos cosas que me aterraban, los deportes y socializar, me llevé los patines como medida de presión, cualquier cosa para evitar la humillación ante mi pésima relación con los deportes. Julio siempre me tuvo paciencia y sabía lo “MALETA” que siempre fui con la pelota, pero aún así me alentaba para que lo intentase, “no le des duro que es la única pelota que tenemos” segundos más tardes la pelota de goma salió directo al monte, lejos muy lejos, a lo que Julio simplemente sonrió y preguntó: ¿quién trajo sus patines?


Dos nuevos personajes entraron en mi vida ese día, Tony y Jorge; “sifrinitos” del Cafetal con quienes competía por la amistad y la atención de Julio.

Tony mucho más italiano que yo, mal criado y mala conducta, guapo sí, pero no tanto como Jorge quien sería protagonista de los momentos más duros de mi adolescencia y él sin haberse enterado.

En aquella época, nos dio la fiebre por el fitness de barrio, es decir, hacer paralelas y barras para contrarrestar los desastres que habían causado el acné en nuestras vidas. Poco a poco, fuimos avanzando más y más en nuestras agilidades y consistencia muscular, bueno, en realidad más en Jorge que en nosotros, como todo joven de esa edad, todo en la vida era competir entre nosotros y era inevitable contar cuántas paralelas hacía Jorge, quien era al único quien realmente estaba sacando cuerpo. Fingiendo no prestar mucha atención contaba en secreto cuantas repeticiones hacía él y sin darme cuenta de lo que realmente pasaba, mi atención y concentración se disipaba, era algo como: ajá lleva four, five, six, six pack, qué brazos, mira la gota de sudor que cae por la espalda… 4, 5, ehh… ¿Cuántas lleva el desgraciado este?

En eso, Julio me sorprendió con la primera de las que serían las preguntas incómodas de mi vida,

- ¿TE ESTÁS BUCEANDO A JORGE?!
- ¿QUIÉN?
- ¡Tú!
- ¿TAS LOCO Julio?!
- ¡Estás encarpado y todo!

En ese momento ya no tenía más argumentos, ya mi cara roja y mi puntiagudo amiguito lo habían dicho todo por mí, pánico, terror, miedo, por perder su amistad y a la humillación por aquel bochornoso evento me hizo reaccionar con violencia, empujé a Julio como último vestigio de hombría y me alejé lo más que pude hasta que Julio gritó - ¡Está bien! En serio, está todo bien, desaceleré me alcanzó, se cagó de la risa y dijo, todo está bien.

Julio fue el único que compartió ese aspecto de mi vida y no sería hasta años después, en el día que murió la abuela de Laura, cuando mi único consuelo razonable para decir en ese duro momento fue decirle: Lau, soy gay, lloramos reímos, nos amamos.

Mi primer mejor Amigo


Julio J.

Julio era muy distinto a Johan, poco a poco fui comprendiendo por ensayo y error lo que era amistad y lo que era atracción, en el caso de Julio siempre fue amistad, una hermandad que se dio muy rápido e incluso se mantiene aunque estemos en dos planos distintos.

Este hiperactivo personaje siempre me hacía reír, de él heredé el gusto por el humor negro y los comentarios chocantes que de vez en cuando nacen de mi ser. Mi mamá se quedó mucho más tranquila con mi nueva amistad ya que vivía en el Cafetal, como si eso fuese algún tipo de garantía, tuve siempre carta blanca para quedarme en su casa, invitarlo a la mía, amaba las torrejas de mi mamá, pasábamos horas y horas hablando sobre estupideces y dónde qué íbamos hacer en el futuro, por su culpa, Irene Sáez me pegó un caramelo en la cara, ¡sí Irene tú!, estábamos en una patinata en la plaza Altamira, era diciembre y en aquella época, o por lo menos en esa zona, los políticos arrojaban caramelos a los niños y de seguro cerveza caleta a los adultos, recuerdo que el ahora hotel Plazas se encontraba en construcción y desde atrás de las bigas de construcción arrojaron miles de fuegos artificiales y allí estábamos Julio, Andrés (su primo y gran amigo) y yo, maravillados por las luces y riéndonos por el mamonazo que me dio la mismísima ex reina de belleza Irene Sáez.

Su padre tenía que ver con algo de la política, pero no vivía con él, tenía otra familia, al igual que su madre quien vivía en la Guaira, dando como resultado que Julio fuese criado por su abuela y la familia de Andrés.

Mi gran amigo Julio, era full exhibicionista, mostraba sus Gi joe con gran pre potencia e incluso se adjudicaba los tanques y aviones de su primo, todo lo que fuese necesario para destacar donde estuviese y siempre lo lograba.

Así se convirtió en el chico popular del salón y yo, su sombra. Como es lógico el chico popular del 4to. Grado tendría que estar con la chica más linda del colegio, Marla, una muchacha que en cuanto la vi, supe que aquella chica era especial, más allá de que fuese la primera en usar sostén, Marla siempre ha tenido una magia en su mirada, si la vieran el día de su boda, brillaba de tal manera que me hizo recordarla sentada en el pupitre con su cabello recogido con una modesta cinta y seguramente soñando en el día de su boda.


Recuerdo el día que Julio me llamó a mi casa, era el único que lo hacia, “Tengo algo super importante que contarte mañana!” no me daba detalles por teléfono tal vez por paranoia de que lo escuchasen en una casa extremadamente religiosa y conservadora. Estuve toda la noche dándole vueltas en la cabeza sobre aquello importante que me diría Julio en la mañana siguiente, temí lo peor, temí que me convirtiese en el único virgen del grupo, es decir, entre Julio y yo, cosa que me aterraba; y llegó la hora, Julio muy serio y casi en susurro me confesó “le toqué el sostén a Marla” – yo incrédulo de lo que escuchaba pregunté: ¿y qué más? – Nada marico eso, ¡le toqué sostén! ¡chócala! Celebramos y vivimos varios años de felicidad y hermandad.

Todo empezó bien


Johan P.

En retrospectiva mi infancia o por lo menos mis primeros recuerdos son muy agradables, recuerdo dormir en litera hasta casi los 18 años, compartía la habitación con mi hermano mayor, intentaron que lo compartiese con el menor pero eso fue un infierno, así que la gran mayoría de mi juventud tuve que subir y bajar de la cama cada vez que iba hacer pipi por las noches. Mi hermano mayor, como todo argentino, era fanático del fútbol y de reventar los teclados cada vez que perdía en FIFA. Muchas veces lo acompañé a las canchas de futbolito a ver si socializaba, pues no tenía muchos amigos, bueno, no tenía amigos, hasta 4to. Grado.

Mi mamá siempre dijo que yo iba ser artista, porque siempre veía cosas que los demás pasaban por alto, detalles y características que por lo general los bastos de mis hermanos jamás notaban.

Mi papá, siempre llegaba a las 7 pm. con olor a aire acondicionado, a oficina de ejecutivo, apenas escuchábamos el cerrojo de la puerta al entrar, salíamos corriendo a abrazarlo y revisarles los bolsillos en búsqueda de la preciada bolsa de papel con los cri-cris y quien llegase de último se tenía que conformar con la samba, en aquella época, sólo existía de fresa.

Los fines de semana, nos llevaban a la heladería Tutti Fruti, una heladería enorme de dos pisos, el “playgraund” era algo extraño, consistía en una vaca gigante con un montón de carajitos encima. A la hora de escoger los sabores, era simple y directo, CHOCOLATE, pedir otro sabor era como mal visto, tampoco habían muchos por escoger adicionalmente el sabor de fresa (frutilla) estaba vetado, ya que era para las niñas, así que mi mamá estaba condenada a pedir siempre helado de fresa, para así ser “samuriada” por nosotros quienes nos aburríamos rápido del chocolate.

Mi madre de quien heredé mi despiste y entusiasmo sabía en el fondo que yo era distinto a mis hermanos, una vez, me compró una lonchera de los ositos cariños y aprendía entrarme a coñazos con mis compañeritos desde muy chico por eso.

Primer grado, ¡A repetir! – como castigo o por razones económicas me cambiaron a un colegio público, convirtiéndome así en el único catire de apellido impronunciable de todo el plantel. Como si se tratase de la cárcel tuve que adaptarme rápido, para sobrevivir hice lo más razonable y ventajoso que se me ocurrió, me junté con el malandro más malandro de la primaria, era enorme y dominaba a cualquiera.

Nos hicimos grandes amigos y comprendí que saber manipular a los hombres me era mucho más útil que a las mujeres. Nadie se atrevía a tocar a la Bitch de Johan, (thats me) hacía lo que me daba la gana, pues nadie se me atravesaba, incluso muchas de las peleas las provocaba yo sólo por morbo de poder, todo era perfecto. Recuerdo en la hora del recreo teníamos hasta nuestra área, no sé si por mis genes italianos me convertí en un mafioso de la primaria, Johan y yo, siempre juntos y abrazados. En una oportunidad, una profesora nos dijo al vernos pasar, dejen de abrazarse que parecen “bueys” o eso entendimos en aquella edad, y desde entonces cada vez que que pasábamos al lado de esa profesora hacíamos “MUUUUUHH” seguidos por carcajadas.

Todo era perfecto, me sentía muy a gusto cada vez que estaba con él, demasiado a gusto, pero eso no lo analizaría sino hasta muchas años más tarde. Para mi mala suerte llegaría el despertar sexual, por desgracia en eso no coincidimos, o por lo menos no me interesaban las carajitas, cosa a la larga, nos distanció, Johan se empezó a juntar con otros malandros y yo…. ¡A repetir 4to. Grado!, las profesoras decidieron separarme de Johan después de cuatro años porque era “una mala influencia”. Triste y deprimido, estaba sentado de último, solo y de repente un chamo con lentes oscuros y cara de cotorro se me acerca y me dice: “eyy ¿qué más? ¿tú también repetiste? Me llamo Julio.


Más nunca supe de Johan, sé que se casó tuvo hijos, y demás vida aburrida del heterosexual.

Introducción


Ya tengo casi 30 años, he intentado ser y hacer muchas cosas en este período de tiempo llamado vida, algunas las he completado pero casi todas han sido inconclusas. Entre algunas de esas cosas que disfruto hacer, es escribir, pero me falta algo importante, inspiración, de ahí sale la constancia y de la constancia la práctica y perfección.

Ahora bien, ¿de qué puedo escribir?, ¿ficción?, ¿acción?, ¿romance? O mejor todas las anteriores… escribiría sobre la vida, pero por desgracia soy de la clase media y es de todos conocido que para tener una vida interesante tienes que ser o muy rico o muy pobre, sigo pensando y digo si mi vida ha sido linealmente aburrida, ¿qué características sobresalen de mi personalidad? ¿qué puedo yo aportar al lector? Tengo dos piernas, dos brazos y buen humor, vivo en el tercer mundo pero criado por alemanes-argentinos-italianos (mis padres). Dos hermanos, algunos amigos, pocos, pero tengo por ahora.

Nop, creo que mi vida es sencilla, he viajado a algunos países, me he perdido, he dormido en la calle, he llorado del cansancio y de felicidad, me he vestido de luto y ya dije “te amo”.

Mi vida es tan simple que estoy enamorado y soy correspondido, soy muy afortunado, costó y es jodido esto de convivir con otro hombre, pero respiras, sonríes, lo miras a los ojos y continúas.

Por motivos no tan gratos mis padres se vieron forzados a regresar a su país natal y empecé a vivir con mi novio este año. En Venezuela es muy cuesta arriba, para no decir imposible, la independencia familiar en cuanto a la vivienda, acá vives con tus padres hasta que emigres, o si perteneces al 70% de la población popular, hasta que te hagas una extensión del rancho (fabela) en la casa de tus suegros.

Así el tendedero de mi casa se llenó de interiores XL, mi closet consiste de una gran pila de ropa de vestir tirada en el piso, el set completo de los productos de Nivea for Men y cajas de Macandchez en la lacena.

¡Esperen!, creo tener algo bueno acá, si pudiese contar la vida mi vida real, mi visión sobre qué significa ser gay en el tercer mundo, sin que show bissnes televisivo interfiera con la historia, no un Queer as Folk, no un Sex and the City, no un True Blood, sino una visión masculina y real de las cosas curiosas y normales que generalmente no tienen cabida dentro de las verdades falsas y exageradas de la tv y el oscurantismo de las religiones y el machismo latinoamiericano.

¿qué les parece?

¡PLOMO!