martes, 24 de agosto de 2010

Chemise azul


Estrenando mi chemise azul, ya soy grande, soy malo y soy rebelde. Eso pensé mientras me vestía para asistir a mi primer día como bachiller de la república de Venezuela. Mi plan era simple, no hables, no mires a nadie, no te metas en problemas hasta que encuentres a Julio. Mi hermano mayor del mismo nombre había estudiado en aquel afamado liceo, ¿qué tan malo podría ser? Al llegar me di cuenta que desde que mi hermano se graduó a cuando yo entré había cambiado mucho.

Retén: Francisco Espejo

Pánico y terror fue lo que sentí al ingresar a ese propedéutico de renten penitenciario, mis compañeros de clases tenían bigotes, tatuajes de “Nike” muchas de las muchachas estrenaban su camisita azul ya con una panza montada. Era escalofriante, pero lo peor estaba por venir, cuando pasaron la lista de asistencia y Julio no estaba en ella, ¿se inscribió?, ¿se metió en la Escuelita? (liceo rival de la zona) ¿será que el imbécil del Tony lo convenció para que me abandonase?. ¡¿qué está pasando acá?! Estoy a la merced de estos reclusos y futuras promesa de la prostitución caraqueña. ¡Todo está mal! En aquella época ni imaginábamos la dependencia de la telefonía móvil, así que la vida se regía de hipótesis y azar.

Terminó la primera clase, el receso, momento idóneo para robar, raptar y mercadear drogas de tercera y yo, un catirito escueto desconocedor de la vida rodeado de esa escoria social. ¡Piensa!, ¡piensa!, ve a la cantina y busca a Julio o alguna cara conocida, ¡hazlo!. No encontré a nadie, estaba solo, al subir al salón un grupo de malandros custodiaban la entrada y se turnaban para asomarse por la ventanilla, me intrigó pero no quise llamar la atención como si eso fuese posible, así que di la media vuelta, me dispuse a desaparecer y una voz familiar me llama desde tumulto.

-Hey! ••••• ¡vente acércate!, tripéate esto.

Era el clan de Johan y su medio hermano Jeison, había tomado terreno rápidamente, tan así que en el primer día ellos se dieron a conocer como el grupo de los raticas y yo, aún tenía mi cuota de poder en esos ámbitos.

Al asomarme por la ventanilla de la puerta metálica pude ver mi primera escena de sexo real, el “jordan” con bigotes se estaba cogiendo a la chica embarazada en pleno escritorio, con una alevosía y exhibicionismo por demás fuerte, allí entendí que esa camisa azul representaba más que un cambio de color y categoría, era la despedida de la inocente visión de la vida que tenía.

Media hora más tarde, la profesora sentada en protagónico escritorio, yo no podía dejar de ver la escena del crimen casi en shock, a mi lado la puta retocándose el labial y el “Jordan” sudado recibiendo aún felicitaciones por su puesta en escena, mientras que la profesora intentaba enseñarnos las primeras lecciones de inglés.
¡Diosito…please sácame de aquí!, ¡haz algo! ¡envíame a alguien please!

En eso la puerta de metal se abrió abruptamente y no, no era Julio, era una señora, supuse que sería alguna profesora, o algo así, intercambió algunas palabras con la teacher y lanzó un rastreo satelital del salón, obvio que dentro de toda esa cuerda de reclusos era yo quien destacaba y me señaló, ¡fuck! ¿Y yo qué hice?, la profesora me mandó a fuera para que hablase con esta colorida mujer, este día va ser largo, muy largo – pensé.

- ¡Hola! ¿Me puedes dar tu número telefónico?
- ¿para qué quiere mi número señora?
- Es para mi hijo.- Rezaba que no fuese el “jordan”
- ¿cómo así? No entiendo.
- Es para saber si le mandan tareas, si tiene examen y bueno para que se hagan amigos.
La señora era muy agradable y super maternal, me dio risa toda la situación y le seguí la corriente hasta…
- Ok, ya tiene mi número, cualquier cosa yo pongo a su hijo al día para que cuando llegue…
- No, pero si él está acá sólo que no quiere entrar – en eso se volteó y pegó un grito: ¡Tony! ¡Ven para que conozcas a tu amiguito!
Rogaba casi en voz alta “que no sea el mismo Tony, que no sea el mismo Tony,” pero que va, ese tumbaito y corte guoperó era impelable.

Casi por protocolo y obligados:
- ¿qué más panita?
- ¿qué más? Todo fino,- en eso su mamá asombrada y casi brincando:
- ¡Uds ya se conocían! ¡Qué bien! – a lo que respondimos a unísono e hipócritamente – sehhh.

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