miércoles, 8 de septiembre de 2010

4ever

Laura Zerpa



Pasó el tiempo y ya mi chemise azul y mi despertar sexual no me parecían ajenas, me fui adaptando a mi entorno, adsorbiendo todo tipo de conocimiento que pudiese resultar útil en el futuro, cómo enrolar un porro, cómo cargar un revolver, jergas malandras, geografía e inglés.




Mi rutina no varió mucho por mucho tiempo, a esa edad no tienes mucho que hacer y tus compañeros se vuelve el eje de los acontecimientos diarios. Tony y yo ya habíamos cruzados nuestras barreras y nos llevábamos bien ya que Julio estaba en otro salón. La hora de salida sería nuestra hora de entrada para joder por ahí. Sorpresivamente Julio iba muy bien y se le veía muy cómodo con las actividades académicas. No fue hasta el siguiente año escolar, cuando entendí cuál era el secreto, o mejor dicho, quién era el secreto.

Laura Zerpa, una galla de ropa holgada, introvertida y absurdamente inocente, resultado de años en colegios de monjas y el casi inexistente contacto con el género masculino. Su cabello largo y virgen junto con sus espectaculares ojos multicolor la separaban del resto de aquellas ya mujeres del plantel.

No estoy seguro de cómo cayó Laura en las redes de Julio, aunque pudo ser al revés. Julio, que de lo que tenía de poco agraciado lo tenía de listo, supo aprovechar aquella aplicada muchacha para sacarle cuanto trabajo, examen o evaluación se atravesase.


El señor que maneja el destino apretó el culo cuando Tony, Julio, Laura y yo, nos juntamos para crear el cuarteto más extraño y disfuncional de aquel liceo. Tony el chico lindo del liceo, Julio el mafioso y popular, Laura y yo, descubriendo los poderes de atracción y la sexualidad, un proceso muy divertido que los cuatros compartimos.


¿Los hombres tienen pelo en el culo? – era el tipo de preguntas que hacía Laura en aquella inocente edad, las risas y los chalequeos que brindaba nos daba un festín de buenos momentos y unión. No faltó mucho tiempo, para que fuese motivos de celos por parte de alguna mal enamora metiéndola en problemas por culpa de las feromonas de las carajitas que veían a los hombres de Laura con hambre.


En una oportunidad, Tony se encontraba entreteniéndose con una cualquiera mientras que el resto de nosotros seguramente escuchábamos Desorden Público en un walkman, sin mayor novedad, aquel bistec con ojos intentando hacer “bonding” con el grupo, no se le ocurrió hacer otra cosa que invitar a Laura a la degustación italiana, Laura la miró por el hombro, le soltó una carcajada y la ignoró, a lo que la puta de turno respondió: ya entiendo todo, ¡tú eres lesbiana! De inmediato un cubetazo de agua fría le arrojó Tony al darle una de sus célebres respuestas: - Ella no es lesbiana, lo que pasa, es que no es una rolitranco de puta como tú. Tony se podía dar esos lujos, ya que mujeres como aquella puta le sobraban, pero una mujer con Laura era una en un millón y aquella puta ya lo sabía, se calló y continuó haciéndole sexo oral.



Ya hoy de adultos, muchos de los que nos conocieron tienen dudas de quién tiró con quién, pero nadie tendrá duda de que los cuatros nos amamos. El tiempo y la vida nos hizo cambiar, distanciarnos y algunas cosas olvidar.






No hay comentarios: