martes, 28 de septiembre de 2010

La vida es una Ruleta Rusa

Corría el año de 1997, estaba ya en noveno ya los muchachos arrasaban con los corazones de las chicuelas, Tony y Julio se juntarían con unas hermanas, muy conveniente ese dos pa’ dos, yo estuve de crush en crush al punto de empatarme con una chica por la razón de que me encantaba su hermano morocho y no se me ocurrió otra manera de acercarme a él que a través de su hermana. A los días me di cuenta de que su hermano era un imbécil y algo heterosexual lo que dio fin a mi relación, por otro lado, Laura quien carecía de la interacción con otras niñas, comenzó a comportarse en muchos aspecto como el cuarto varón, sobre todo en las actitudes sobre la interacción con aquellos chicos de quienes  se sentía atraída, lo que le afectó al tomar en cuenta en que las reglas del coqueteo no eran las mismas para las niñas que para los niños, esto formó en ella una personalidad muy cercano al feminismo y a la búsqueda de la identidad de la mujer, algo que sería su punta de lanza años después como artista cuando incluso cambiaría su nombre por uno artístico, de alguna manera, expulsó de su ser e identidad el apellido de su padre quien siempre estuvo ausente en muchos sentidos o por lo menos en los sentidos importantes de su vida.

La vida es un eterno aprender, Laura y yo, a pesar de tener los mismos gustos, o por lo menos al principio, fue crucial para nuestra vida adulta, nuestras formas de abarcar nuestras conductas en aquella edad. Un factor importante sin duda fue la relación con su madre, una señora con una búsqueda constante de la religión, que para la época, consistía básicamente en buscar el pecado a su alrededor. Ser madre divorciada de su única hija adolescente incrementaba aún más las paranoias y temores (infundados o no) sobre todos aquellos tópicos que rodeaban ser niña-adulta, en un colegio público y la constante amenaza de los errores que pudiese cometer aquella joven carente de mundo y experiencia de vida.


Por un lado estaba esta chica con una revolución sexual por dentro, en búsqueda de la igualdad de género, por otro lado su madre rezando y bañándonos a todos con aceites para alejar los demonios, Toni y Julio rascando carajitas con alcohol barato y yo en un constante juego del gato y el ratón, ya que como dicen “jodiendo lo mete el perro”.

Laura se convirtió en poco tiempo en cazadora de presas, “sigilosa al pasar” y no perdió la oportunidad de digerir una presa que rondaba siempre a su alrededor, años después lo llamaría “un favor mutuo”, pero en la época de los acontecimientos sería sin duda alguna algo importante, su primera vez y talvez casi puedo apostarlo aunque diga lo contrario, la primera vez de Tony.
     
Esto se dio con cierta frecuencia y como un poco simulado secreto entre nosotros, pero sería Julio quien al descubrir lo que Tony y Laura se traían entre las piernas no lo tomaría con buenas vibras, al parecer al encontrar a esta parejita en plenas andanzas Julio sentiría un gran celo al punto de distanciarlo de Laura, porque una vez más, es la mujer quien siempre paga los platos rotos, la mal vista, la puta y el chico, por ser chico sería simplemente un hombre haciendo lo que es natural dentro de los parámetros de la sociedad.

Este nuevo nivel de intimidad entre Tony y Laura nos separaría un poco, un poco por celos de todos con todos, un poco de incomodidad, un poco al romperse las barreras no escritas sobre la amistad, un poco por la vulnerabilidad que conlleva mezclarse a nivel sexual entre mosqueteros.

Llegaron las vacaciones, los ánimos estaban algo caldeados pero todo cambió unas semanas antes de comenzar clases, durante una tarde de septiembre, cuando un giro del destino, un giro de ruleta rusa nos uniera como nunca antes, en uno de los momentos más duros que hemos afrontados en nuestras vida, la muerte de Julio.   



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